
Jueves 08:00. Me caigo de sueño.
Mi mente no deja de castigarme con un eco encadenado e infinito que dice: ¡Eres un Gilipollas¡ Y lo que es peor, mi yo mas racional no encuentra argumentos para rebatir tan rotunda verdad.
¡Soy un GILIPOLLAS¡
Cada mañana el despertador lanza su insoportable aullido a las 06:20. Tras dos golpes a la tecla de “por favor diez minutitos más” me levanto a las 06:40 con el tiempo justo de lavarme como los gatos y salir corriendo a medio vestir. (Si, yo soy ese vecino que se pone la corbata en el ascensor)
35 minutos de atasco. (Como mínimo) 35 minutos de: “Lo juro, esta noche me voy a la cama en cuanto salgan los Lunnies” 35 minutos de frases convertidas en cotidianas por repetición a pesar de ser plenamente consciente de la gran mentira que suponen. Como magistralmente ejecutaron
“Los Limones” 35 minutos de
promesas que no valen nada. A pesar de esta flagelación. A pesar de este estado decadente que hace que todas mis acciones se rijan por la ley del mínimo esfuerzo. A pesar de las ojeras. A pesar de la adicción perenne a la cafeína que acabará en Hipertensión. A pesar de todo esto…..
Esta noche volveré a quedarme solo en el salón. (Mi mujer se acostará antes de las once) y perderé el tiempo viendo alguna mariconada ansioso por que llegue la medianoche y las televisiones locales expulsen a sus lucrativas videntes para emitir su programación para adultos.
Definición de Programación para Adultos: A) Canal que se ve mal, muy mal, o que casi no se ve B) Canal propietario de un máximo de 3 películas que repite hasta la saciedad. Vamos que conoces mejor a las actrices que a tus vecinas (Como Antena 3 con los Simpsons) C) Película repetida y mal sintonizada que has de ver en un 20% de la pantalla porque el 80% restante se dedica a publicidad de Líneas 806 (1,2€ min.)
D) Película repetida, mal sintonizada, emitida en un 20% de la pantalla… y cortada¡¡¡¡ Las escenas acaban sin ton ni son. Pasan de una película a otra. O deciden que los penes son malos y que es mejor no mostrarlos le pese a quien le pese . ¡Un desastre¡
Aún así hay estoy yo, fanático del Dios Onán, para cumplir con mi rutina diaria. Hasta que a eso de las dos de la madrugada retomo el sentido común y sabedor que me quedan cuatro horas de sueño me arrastro culpable hasta la cama.